miércoles, 2 de mayo de 2012

NIETZSCHE: MATERIALES PARA EL CONTEXTO

NIETZSCHE: MATERIALES PARA EL CONTEXTO

1. Contexto histórico, cultural y filosófico
En el siglo XIX se extienden por Europa la revolución industrial (surgida
en Inglaterra en el XVIII) y las revoluciones liberales-burguesas (cuyos
antecedentes son la independencia de Norteamérica respecto a Inglaterra, y la
Revolución Francesa). Consecuencia de todo ello es que la sociedad estamental
es sustituida por la sociedad de clases, representada por la burguesía capitalista
e industrial y defensora de un liberalismo político y económico, y por el
proletariado, que va tomando conciencia de su miserable situación e iniciando el
movimiento obrero, en el que de tuvo un papel destacado Carlos Marx.
Además, la ideología nacionalista y las propias necesidades de la
revolución industrial dan un impulso definitivo a la unidad alemana e italiana.
Los movimientos culturales más importantes del siglo XIX son el
romanticismo, en la primera mitad del siglo, y el positivismo, en la segunda
mitad. El romanticismo es en gran medida un movimiento anti-ilustrado, que tiene
como precursor alemán a Goethe. Sus características principales son la
exaltación de lo pasional y el sentimiento frente al racionalismo ilustrado y la
revalorización de la tradición frente al progreso en el futuro. Escritores que se
movieron en la órbita romántica fueron: Víctor Hugo (francés), Lord Byron
(inglés), Goethe (alemán), Larra y Espronceda (españoles). Músicos románticos
fueron Wagner y Chopin entre otros.
Por positivismo suele entenderse aquella actitud que considera que la
ciencia y la filosofía deben limitarse al análisis de los hechos de experiencia,
estableciendo entre ellos relaciones y leyes. Esto implica una renuncia a conocer
qué es la realidad, qué son, en esencia las cosas. Al ser la metafísica la materia
que trata del ser de las cosas, el positivismo implica una actitud antimetafísica.
En el terreno filosófico destaca el idealismo alemán en la primera mitad del
XIX, cuyo mayor representante es Hegel, y la reacción a Hegel en la segunda
mitad Tras Hegel (quien concibe la totalidad de lo real como sujeto), tenemos a los
antihegelianos, entre los que se puede nombrar a Schopenhauer, cuya obra El
mundo como voluntad y representación tuvo una fuerte influencia en nuestro
autor. También hay críticos de Hegel que, sin embargo, lo siguen en algunos
aspectos fundamentales, por ejemplo Marx.
A finales del XIX y principios del XX surge el vitalismo, corriente en la que
se incluyen autores muy dispares reivindicando la vida como la realidad primera y
radical a la que todo lo demás debe subordinarse. Como el concepto vida puede
entenderse en sentidos muy diversos -biológico, histórico, biográfico, metafísico...-
aparecen agrupados bajo el nombre genérico de vitalismo autores tan dispares
como Bergson, Nietzsche, Ortega....
El autor de este texto. Friedrich W. Nietzsche (1844-1900), fue alemán, hijo
y nieto de pastor protestante. Estudió filología y teología. Desde joven fue un
entusiasta de la filosofía de Schopenhauer y de la música de Wagner. A los 25
años llegó a ser catedrático de filología clásica en Basilea.
Podemos señalar tres etapas en su obra:
a. Estética o romántica: con clara influencia de Schopenhauer y Wagner, y
de inspiración heraclitiana. En 1872 publica El nacimiento de la tragedia
en el espíritu de la música;
b. Ilustrada o positivista: Tras romper con Wagner y abandonar la filosofía
de Schopenhauer, se inspira en Voltaire y los ilustrados, adoptando una
actitud positivista para criticar la metafísica. Humano, demasiado
humano (1875-78); Aurora (1881); La gaya ciencia (1882).
c. Profética o de madurez: Su pensamiento inicia una crítica feroz a la
modernidad y a la moral tradicional. Así habló Zaratustra (1883-1885);
Más allá del bien y del mal (1886); La genealogía de la moral (1887); El
crepúsculo de los ídolos, obra a la que pertenece el texto, El anticristo y
Ecce homo (1889). Este mismo año sufre un colapso mental que le hará
depender de los cuidados de su madre primero y de los de su hermana
más tarde. Muere diez años después de apoplejía (parálisis cerebral por
derrame). En 1901 se publican un conjunto de apuntes y escritos suyos
bajo el título de La voluntad de poder.

2. La importancia de Nietzsche
Dice Savater en Idea de Nietzsche: “Lo que siempre me ha interesado de
Nietzsche es su carácter dinamizador (y no sólo dinamitador como él irónicamente
apuntó), su peculiarísima utilidad como vitamina intelectual. Me parece evidente
que no puede uno alimentarse sólo de Nietzsche, pero el pensamiento
contemporáneo que le ignora o le rechaza padece irremediablemente anemia.
Abundan los ejemplos en nuestro entorno, como tampoco faltan los intoxicados
por nietzscheanismo consumido en dosis masivas... o en mal estado: sin mirarle la
fecha de caducidad”. Y continua más adelante reconociendo que aunque su
imagen de Nietzsche se ha modificado con el tiempo, hay sin embargo aspectos
de este autor que le siguen pareciendo fundamentales: “su condición de heredero
y radicalizador crítico de la Ilustración, pero no en modo alguno de anti-ilustrado, y
su hincapié indomable en el goce de lo afirmativo y en la afirmación del goce.
Estas dos son las claves de mi idea de Nietzsche, de la que tuve a los veinte años
y de la que tengo ahora, de la que a lo largo de todo este tiempo ha tonificado mi
vida intelectual”.
La imagen de Nietzsche ha ido cambiando: a principios del siglo XX
aparecía como el diagnosticador genial de la decadencia cultural, descubridor del
resentimiento. Más recientemente, se aplica a él su refinada psicología del
desenmascaramiento (del ideal de perfección dirá que no es en el fondo más que
el deseo de poder despreciar a los demás). Fue un hombre que sufrió
profundamente, que sintió un odio salvaje por el cristianismo y la metafísica, tal
vez porque nunca pudo desembarazarse del todo de ellos. Hay en él apología de
la vida salvaje, fuerte y poderosa, de la salud robusta, tal vez por la necesidad de
abstención del enfermo.
Hay que reconocer su ingenio agudo en su interpretación de las cosas. Su
estilo no sistemático, sino aforístico, su gusto por las imágenes más que por los
conceptos atrae, seduce, cautiva, pero también hace que se le interprete de
múltiples maneras.
Eugen Fink, en su obra La filosofía de Nietzsche reconoce que es más
grande como incitador, como “precursor” de un camino futuro de la filosofía, que
como pensador que trabaje el concepto. Da la vuelta a la metafísica, poniéndola
cabeza abajo. Pero su ataque lo hace con medios insuficientes, en el sentido de
que le falta el lenguaje para ello, ya que el lenguaje como él mismo dice es
metafísico.

1 comentario:

  1. José Ginés, ¿esto es lo que hay que estudiarse para el contexto?

    David Martínez Chico. 2º bach. C

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